martes, 17 de noviembre de 2009

Banamex la historia de todos los días - Cris Joshua Cervantes Ramos

“Banamex la historia de todos los días”

Josh Ramos.



U[1]n día de trabajo en Banamex es atípico en todos sus sentidos. Es demasiada carga de trabajo más en días que sabes que va a ver mucha gente, ese es el caso de un día de quincena. Cuando es quincena ni comes bien porque o ni te dan chance de comer o ni si quiera vas a comer. Para que se un día complaciente tú y todos los compañeros deben de echarle ganas para que no se les junte la gente.

El día comienza a las 8,20 de la mañana. Los jefes ya están en la puerta esperándote para que entres a la sucursal, pero no falta el vivo que llega a las 8,25 o a las 8,30, igual si es muy tarde el último cajero anda llegando a las 8,40 excusándose que el metro no servía, se le acabo la gasolina al metro o la clásica que es “no me pare en la mañana porque el despertador no me sonó”.

Ya cuando todos están dentro de la sucursal empieza la junta matutina. En esta junta se ve las metas alcanzadas de un día anterior, la productividad, las mejores ventas, la productividad y las metas que se tienen que lograr en el día en curso, los límites de efectivo y la frase motivacional del día, que en vez de que te motive te empiezas a reír de las cosas que dice.

Ya a las 8,55 que sabes que la gente está por entrar haces una oración para que no te falte dinero en tu caja y para que mínimo hagas una venta en el día. Cuando la fila de gente va entrando para coger su turno ves que esté entrando una muchacha muy guapa que la venias viendo desde hace tiempo. Haces que no la ves todo el tiempo te la quedas mirando.

Marcas como loco para que nadie más le toque el turno de la chava y cuando te toca te haces el interesado. Te pide que le deposites mil pesos a su tarjeta B-smart y le dices del seguro de vida que tiene preaprovado y que sólo deje a sus beneficiarios con eso ya esta hecho. Después de que te da el nombre de sus mamá y su papá te atreves a preguntarle. ¿Qué más puedo hacer por usted?. Ella se te queda viendo con cara de pervertido, pero te acaba diciendo gracias, te sonríe y se va.

Con eso el cajero mínimo ya sabe que salió ganón y que cuando regrese ya te va a conocer. Entra el siguiente cliente a las 12,00 de la tarde. Es el señor Rubén un viejito gruñón que siempre te pide cambio cuando el sabe que tu no tienes. Cambia su cheque por dos mil pesos y te da su hojita para que se lo des feriado. Te pide monedas de cincuenta centavos y monedas de diez pesos. Hay estás con todos tus compañeros consiguiendo el cambio el señor Rubén.

Ya se va y el cajero se queda de mal humor. A las tres entra la señora Blanquita que es un amor de señora. Ella te habla con ternura, te tiene paciencia y te espera todo lo que te tardes. Mientras la atiendes te habla sobre sus nietos que van en la universidad y que su hijo le acaba de hablar desde Estados Unidos. Es muy padre cuando pasa contigo y te alegra el día.

Así de rápido se te va el día y ya son las 4,00, es la hora de cerrar. El último cliente se salió a las 4,15, esto porque estaba depositando 10 cheques y era de una empresa de carnes. Te preparas para tu corte y vuelves a rezar para que tu caja cuadre. Después de cuadrar tu caja sacas todos tus totales y esperas firmas de los jefes que te van a dejar salir hasta las 6,00 de la tarde.

Este es un día peculiar de la sucursal Narvarte 236 en la ciudad de México. Tal vez se puede parecer a la historia de otras sucursales y es la historia compartida de un cajero para los demás cajeros. Suerte en su día.
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