Ceniza caminaba bajo el frío sereno de una noche de invierno meditabunda ante el acerbo sentido de humanidad que abunda a su alrededor; ella siendo huerfana se crió en el monte viviendo de lo que la naturaleza le ofreciá.
Al pasar los años ella se vio siendo experta de las plantas que las rodeaban, así como de la flora y fauna que la acompañaba, y una sorprendente comunicación gracias la cual las fieras del bosque en vez de atacarla, la procuraban, hasta ser parte de la manada.
En su camino en la urbe tras ir a atender la salud de Marioh con hierbas del monte y uno que otro menjurgue cuya preparación consta de un par de años, se encuentra aante mundo totalmente desconocido, pues nunca antes, desde el momento en que sus padres la abandonaron había vueelto a pisar aquel pueblo que ya más lleno de gente y de fabricas de metal para la elaboración de armas para el éjercito del emperador, había acabado con los árboles poniendo en su lugar caminos que parecían no tener fin.
Marioh es un niño de siete años que un día, después de acompañar a su padre a cazar halcones, se perdió en bosque siguiendo a un cachorro que el creyó un canino, este manso mamífero lo condujo hasta su guarida donde lo azotó una gran tormenta como hace medio siglo artás no caí sobre esas llanuras del Oriente, Ceniza y la manada de lobos encontraron al cachorro y al pequeño dormidos en una de las cuevas, señal que para ellos significo el advenimiento de un cambio en la relación hombre-naturaleza
martes, 17 de noviembre de 2009
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nos hace falta un encuentro así hermana, ojalá tu me encuentres porque yo no he podido, Solangel Galia
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